Ellos vinieron de los lugares más oscuros: monasterios apartados, los
Cárpatos, galaxias sitiadas.
Eran hombres con amenazadores pasados como guerreros,
monjes vampiros, líderes de ejércitos... pero cuyas pasiones se consumían como
las estrellas agonizantes.
Tenían un propósito: encontrar a esas mujeres que los llenaran, los completaran y los hicieran arder sin control con un fuego santo y profano.
Tenían un propósito: encontrar a esas mujeres que los llenaran, los completaran y los hicieran arder sin control con un fuego santo y profano.
Buscaban a su
compañera del alma, cuyo toque los consumiera con el deseo y cuyos besos
refrescaran como la lluvia más fría. Y cada hombre sabía que para él había sólo
un verdadero amor... y encontrándola, hallaría la salvación.
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