La historia de Deuce y Eva
Una innegable conexión que supera la
prueba del tiempo.
Momentos inolvidables.
Amor y dolor, todo en medio.
Tenía cinco años cuando conocí a Deuce, él
tenía veintitrés, y era el día de visita en la Isla Riker.
Mi padre, Damon Fox
o “Predicador”, el presidente del infame club de motocicletas “Demonios
Plateados” en East Village, Nueva York, cumplía una sentencia de cinco años por
asalto agravado y agresión con arma.
No era la primera vez que mi padre iba
prisión y no sería la última.
El Club de Motocicletas “Demonios Plateados” era
un notorio grupo de criminales que vivían bajo el código de la calle y daban a
la sociedad moderna y a todo lo que implicaba, un muy grande “jódete”.
«Nunca olvidaré el día en que Eva llegó
saltando a mi jodida vida, sacudiendo sus coletas, cantando a Janis, usando
convers y compartiendo cacahuetes. Me robó directamente la decencia me quedaba,
la cual no era mucha, pero la tomó y he sido de ella desde entonces»
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